Los empresarios en el Día del Petróleo
Argentina se encamina hacia el 1,5 millones de barriles con inversiones superiores a los U$S 30 mil millones
El Día del Petróleo encontró a la industria hidrocarburífera argentina en una encrucijada clave: con indicadores productivos en máximos históricos, una cartera de proyectos de escala global y expectativas. El principal desafío pasa hoy por consolidar un clima de negocios que permita sostener y acelerar ese proceso en un escenario internacional cada vez más competitivo.
Ante más de mil empresarios del sector, funcionarios nacionales y referentes privados coincidieron en que Argentina atraviesa una ventana de oportunidad inédita, pero también un momento de definiciones. La combinación de precios internacionales deprimidos, necesidad de capital intensivo y velocidad de ejecución coloca a Vaca Muerta y al resto de las cuencas productivas en una carrera contra el tiempo.
El secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, abrió el encuentro con un mensaje que sintetizó el enfoque del Gobierno: sin condiciones económicas viables para el conjunto del sistema productivo, no hay desarrollo sostenible.
En ese marco, advirtió que la caída del precio del crudo impacta de lleno sobre los yacimientos convencionales, que siguen siendo un componente central del abastecimiento y del entramado empresarial del sector.
Con una diferencia cercana a los 12 dólares por barril respecto de escenarios previos, González señaló que la ecuación económica de muchas operaciones quedó bajo presión, lo que obliga a pensar políticas que contemplen la diversidad de realidades productivas. “No hay no convencional competitivo sin un sistema energético equilibrado”, resumió ante el auditorio.
Aun así, el funcionario destacó que el sector mostró capacidad de adaptación y resiliencia. La actividad en Vaca Muerta mantuvo una dinámica expansiva, con más pozos perforados, mayor intensidad en fractura hidráulica y nuevos récords de producción, apalancados por un ecosistema empresarial que combina liderazgo de YPF con un entramado creciente de compañías nacionales e internacionales.

Reglas, incentivos y señales al capital
Buena parte del mensaje oficial estuvo orientado a transmitir previsibilidad. González repasó las decisiones tomadas junto a las provincias productoras, como la eliminación de retenciones a las exportaciones de crudo convencional, una señal clave para sostener la actividad en un contexto de precios bajos.
En la misma línea, confirmó que el Gobierno evalúa ampliar el alcance del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) a todo el upstream, con el objetivo de destrabar proyectos, acelerar producción incremental y dar horizonte de largo plazo a las decisiones de inversión.
Según explicó, el régimen ya permitió poner en marcha obras estratégicas de transporte, exportación y procesamiento, consideradas indispensables para escalar el desarrollo energético.
“El RIGI no es solo un régimen sectorial, es una señal de hacia dónde queremos llevar la economía argentina”, sostuvo González, en una definición que buscó anclar el debate energético dentro de una agenda macroeconómica más amplia.
Gas, mercado y competencia
Otro eje central del encuentro fue la transformación del mercado de gas. El funcionario detalló un proceso gradual de liberalización que apunta a reconstruir señales económicas, recomponer la cadena de pagos y devolverle al sector privado un rol protagónico en la asignación de volúmenes y precios.
Entre las medidas destacadas se encuentran la revisión tarifaria para restablecer el crédito de transportistas y distribuidoras, la habilitación de acuerdos comerciales por fuera del Plan Gas y una transición ordenada hacia el fin del esquema de subsidios. El objetivo de fondo es avanzar hacia un mercado más competitivo, con múltiples compradores y mayor integración regional.
“El Estado no va a volver a invertir. Nuestro rol es crear condiciones para que el sector privado lo haga mejor”, afirmó González, sintetizando el cambio de paradigma que el Gobierno busca consolidar.

Visión empresaria: potencial y advertencias
Desde el sector privado, el presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), Ernesto López Anadón, trazó un diagnóstico que combinó optimismo con cautela. Reconoció el salto productivo logrado en los últimos años, con niveles de producción de petróleo que superaron los máximos históricos de la década del 90 y una expansión significativa del gas, acompañada por un fuerte crecimiento exportador.
Según sus estimaciones, la balanza energética podría cerrar 2025 con un superávit cercano a los 7.000 millones de dólares, con margen para multiplicarse en el mediano plazo si se concretan los proyectos en marcha.
López Anadón destacó el avance de las obras de infraestructura que amplían la capacidad de evacuación y exportación, desde oleoductos y gasoductos hasta terminales portuarias y proyectos de GNL, además de un hecho que consideró clave para el clima de negocios: la otorgación de permisos de exportación de gas a 30 años, una señal inédita de previsibilidad desde los años 90.
El dirigente empresarial subrayó que el desafío no es solo productivo, sino también laboral e industrial. Un desarrollo a gran escala demandará decenas de miles de trabajadores directos y una red de proveedores donde predominan las pymes, lo que convierte al sector en un motor transversal de la economía.
Con ese telón de fondo, el mensaje que dejó el Día del Petróleo fue claro: Argentina tiene recursos, proyectos y capacidad empresarial para alcanzar 1,5 millones de barriles diarios y sostener inversiones de hasta 30 mil millones de dólares por año. La clave, coincidieron Gobierno e industria, será consolidar reglas estables y un clima de negocios que permita competir en un mundo donde el capital no espera.
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